Monday, September 11, 2006

OFRENDA

Si penas y dudas olvidar ansías
su clásica copa te ofrece el poeta.
En marfil y oro la esculpió un atleta...
Fue cáliz de besos en noche de orgías.

Hoy es santuario de las Musas mías:
de Chipre, bacante lasciva y discreta,
del Champaña, el oro de la vida inquieta,
y el Jerez, la rosa de mis alegrías.

La copa te brinda divinos amores.
En ella la virgen deshoja las flores
del Epitalamio, y escancia la estrella

el vino celeste de pálidas Thules...
¡Alma soñadora, embriágate en ella
de rojos delirios y ensueños azules!

Francisco Villaespesa, La copa del Rey de Thule (1900).

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